Me pregunto cuántas veces tenemos que equivocarnos para entender cómo funciona nuestra mente. Nos cruzamos continuamente con situaciones similares de vínculos que poco a poco moldean nuestra personalidad. Recordamos constantemente lo que nos hizo sentir cierto tipo de situaciones, acciones e incluso palabras. Nos volvimos esclavos de nuestros impulsos subconcientes. Nuestra humanidad se pierde poco a poco dentro de un loop infinito de desilusiones. Al mismo tiempo el consumismo se apodera de nuestra mente, queremos ser nuestra mejor versión ¿porque es lo mejor ,no? para nuestra mente y nuestro cuerpo, salud.
La pregunta es ¿hasta dónde somos capaces de mejorarnos?¿en algún momento estaremos satisfechos? Recuerdo ser muy positiva con esta idea. Y llevarla al lado más utópico de mi subconsciente, creaciones instantáneas imposibles. Ahora veo a la distancia con nostalgia a mi inocente versión de años atrás. Porque realmente es necesario vivir y evidenciar algunos procesos mentales para poder transmutar esas emociones en palabras. A veces pareciera que el ser humano necesita de eventos traumáticos para evolucionar. Si eso quiere claro, porque siempre se puede elegir permanecer en el mismo nivel mental y emocional. De hecho coexistimos con adultos mayores y ancianos con mentalidades infantiles. Hemos sido criados por niños obligados a enfrentar la adultez de manera abrupta y agresiva. Lo podemos evidenciar viendo los eventos del pasado de la humanidad, las continuas guerras, el racismo, la opresión a las minorías, la misoginia.
Solo pensemos cómo creció un niño en las últimas décadas. La agresión se evidencio en diferentes espacios sociales. En la casa el padre ausente emocionalmente era sinónimo de un buen hombre, aquel que trabaja todo el día para poder cumplir con los gastos de toda la familia La mujer abnegada, entregada por completo al servir era sinónimo de la esposa perfecta. Si hacemos un close up de estos dos personajes veremos que ambos corren el grave peligro de crear un entorno totalmente tóxico para un niño. Un niño que no sabe nada de la vida. Pensemos en el cerebro de un recién nacido como un lienzo en blanco hyper tecnológico que irá mutando y evolucionando a partir de sus primeros trazos.Los primeros trazos pueden ser firmes, rectos, prolijos o borrosos, disparejos y caóticos. Nuestra base emocional es tan importante que rige nuestro subconsciente, nuestros impulsos y triggers.
La verdad es que nuestra percepción de la vida se crea a partir de los sucesos que vivimos en la niñez, pero este proceso es tan complejo y son consecuencia de tantos eventos que es imposible adivinar que accionar desencadenara cierto tipo de personalidad. Lo real es que los humanos y su complejidad nos evidencia la magnificencia de la existencia en este plano terrenal. Vivimos en constantes pensamientos y cada uno se escribe sobre otro de esta manera podemos crear nuestra propia realidad en cada momento. Nuestro cuerpo irradia energía, nuestras palabras irradian energía, nuestros abrazos, besos, miradas. Seamos conscientes de nuestra creación terrenal. Contemplemos nuestra creación colectiva. ¿Cómo está la sociedad hoy? ¿Es esto lo que queremos? Nuestra realidad colectiva no es más que el resultado de todo lo que fue, de todos los que fueron, de todos los sucesos.¿Podemos modificar esa creación? o porque no, mejorarla. Espero que sí. Espero que a través de la creación consciente de cada realidad la humanidad progresivamente evolucione su nivel de consciencia. Necesitamos despertar, debemos observar y analizar nuestras reacciones. Aquellas que parecen insignificantes pero moldean nuestro presente y construyen nuestro futuro.
La pregunta es ¿hasta dónde somos capaces de mejorarnos?¿en algún momento estaremos satisfechos? Recuerdo ser muy positiva con esta idea. Y llevarla al lado más utópico de mi subconsciente, creaciones instantáneas imposibles. Ahora veo a la distancia con nostalgia a mi inocente versión de años atrás. Porque realmente es necesario vivir y evidenciar algunos procesos mentales para poder transmutar esas emociones en palabras. A veces pareciera que el ser humano necesita de eventos traumáticos para evolucionar. Si eso quiere claro, porque siempre se puede elegir permanecer en el mismo nivel mental y emocional. De hecho coexistimos con adultos mayores y ancianos con mentalidades infantiles. Hemos sido criados por niños obligados a enfrentar la adultez de manera abrupta y agresiva. Lo podemos evidenciar viendo los eventos del pasado de la humanidad, las continuas guerras, el racismo, la opresión a las minorías, la misoginia.
Solo pensemos cómo creció un niño en las últimas décadas. La agresión se evidencio en diferentes espacios sociales. En la casa el padre ausente emocionalmente era sinónimo de un buen hombre, aquel que trabaja todo el día para poder cumplir con los gastos de toda la familia La mujer abnegada, entregada por completo al servir era sinónimo de la esposa perfecta. Si hacemos un close up de estos dos personajes veremos que ambos corren el grave peligro de crear un entorno totalmente tóxico para un niño. Un niño que no sabe nada de la vida. Pensemos en el cerebro de un recién nacido como un lienzo en blanco hyper tecnológico que irá mutando y evolucionando a partir de sus primeros trazos.Los primeros trazos pueden ser firmes, rectos, prolijos o borrosos, disparejos y caóticos. Nuestra base emocional es tan importante que rige nuestro subconsciente, nuestros impulsos y triggers.
La verdad es que nuestra percepción de la vida se crea a partir de los sucesos que vivimos en la niñez, pero este proceso es tan complejo y son consecuencia de tantos eventos que es imposible adivinar que accionar desencadenara cierto tipo de personalidad. Lo real es que los humanos y su complejidad nos evidencia la magnificencia de la existencia en este plano terrenal. Vivimos en constantes pensamientos y cada uno se escribe sobre otro de esta manera podemos crear nuestra propia realidad en cada momento. Nuestro cuerpo irradia energía, nuestras palabras irradian energía, nuestros abrazos, besos, miradas. Seamos conscientes de nuestra creación terrenal. Contemplemos nuestra creación colectiva. ¿Cómo está la sociedad hoy? ¿Es esto lo que queremos? Nuestra realidad colectiva no es más que el resultado de todo lo que fue, de todos los que fueron, de todos los sucesos.¿Podemos modificar esa creación? o porque no, mejorarla. Espero que sí. Espero que a través de la creación consciente de cada realidad la humanidad progresivamente evolucione su nivel de consciencia. Necesitamos despertar, debemos observar y analizar nuestras reacciones. Aquellas que parecen insignificantes pero moldean nuestro presente y construyen nuestro futuro.